Enviado por Lucía Ruiz a la Revista AR

¿Cuánto tiempo hace que no ves una película para mayores de 7 años? Quizá ha llegado el momento de que pienses un poco en ti. Es hora de que todas las madres del mundo le pidan a Papá Noel cosas realmente importantes. Nuestra lectora ya lo ha hecho.

De mamá a Papá... Noel

Querido Papá Noel: te escribo esta carta con un lápiz rojo de mi hijo, en el dorso de un recibo, sentada al lado de la lavadora, entre un lavado y otro, porque quién sabe cuándo volveré a tener un poco de tiempo libre en los próximos 18 años.
He sido una buena madre, he alimentado, lavado y cuidado a mis hijos cada  vez que lo han necesitado. He visitado al pediatra muchas más veces de las que he ido a mi propio médico. He vendido 62 cajas de barritas de chocolate para conseguir dinero con el plantar un árbol que dé sombra en el patio de la escuela. Así que he pensado que, quizás, como nunca he pedido nada, esta Navidad podrías traerme algunas cositas. Aquí tienes mis deseos.
Quisiera un par de piernas nueva que no duelan (cualquier color va bien menos el morado; de ésas ya tengo) y unos brazos que fueran tan fuertes como para apartar a mi hijo del estante de las golosinas mientras tiene una rabieta en el supermercado. También me gustaría una cintura ya que en algún lado perdí la mía, hacia el séptimo mes de mi último  embarazo. Me muero por unas ventanas resistentes a las huellas, una televisión que no ponga sólo programas de animales que hablan y un rinconcito secreto donde hablar por teléfono.
También quisiera una muñeca que hable y diga “Si, mamá” y tres pares de vaqueros que se abrochen sin necesidad de tanta fuerza. Sería maravilloso si hicieras que mis hijos ayudaran en casa sin pedir dinero a cambio. Si fuera tarde para encontrar todo esto, quiera al menos el tiempo suficiente para cepillarme los dientes y peinarme (todo en la misma mañana), o poder comer la comida caliente, no a la temperatura ambiente. Bueno, Papá Noel, mi hijo se ha dado cuenta que estoy aquí y creo que quiere que le devuelva su lápiz. Que tengas un buen viaje; puedes comerte las galletas que te dejamos en la pesa pero… ¡no eches las migas a la alfombra! Con cariño, mamá.
P.D.: ¡Ah!... otra cosa: puedes anular todos mis deseos si haces que mis hijos crezcan felices, sanos y sean personas de bien.