Enviado por Vanesa Roig a la Revista AR

En ocasiones ante las situaciones difíciles, sentimos deseos de dejarnos llevar. Esquivar los problemas es más fácil que enfrentarlos. Pero esta lectora nos anima a plantarles cara. Es mejor buscar una solución.

Mi madre y el café

Una hija le pidió a su madre consejo ante una situación muy difícil en la que se encontraba inmersa y que tenía que resolver a la mayor brevedad posible. La madre, una mujer sabia, le dijo, llevándola a la cocina:

- Imagínate que el agua hirviendo que contiene esta olla es la grave situación que tienes que resolver, ahora, te presento a tres personajes imaginarios, un huevo, una zanahoria y un puñado de granos de café. Voy a someter a cada uno de ellos al efecto del agua hirviendo, introduciéndolos en la olla.

Minutos más tarde la madre continuó:

- El huevo se ha endurecido, se ha vuelto opaco y ha perdido su transparencia original. La zanahoria se ha ablandado tanto que se ha convertido en puré y ha perdido también su forma, pero los granos de café, por el contrario, no solo no han cambiado de forma, sino que, además, han transformado el agua hirviendo en un agradable y oloroso café.

Al huevo, la circunstancia adversa le había hecho transformarse en un ser duro e insensible; a la zanahoria la había destruido. Sin embargo, los granos de café habían resistido y sido capaces de transformar el problema existente en algo provechoso.

- Hija mía, como verás, lo inteligente en esta vida es ser café.

Si ante los problemas que te surgen en la vida resiste, podrás transformar la adversidad en un triunfo.