Sevillanas Prosa de Juan Ramón Jimenez

Las sevillanas, este baile único, son como un vuelo. Se adelanta la pareja y se abre de alas y ensaya un poquito aquí y allá. Luego, el aleteo se fija, se enreda, se complica, hasta que entra el goce de sí mismo, y entonces, copla a copla, se yergue, se ladea, roza el suelo con el ala, se tiende, se embriaga, enloquece su oleaje… ¡ Ya está loca la pareja! El cuerpo humano femenino es, por la sevillana, eterno manantial de gracia diferente, resorte maravilloso del alma rítmica, flor depurada de siglos de baile volador.

Colaboración de un padre de alumno en el periódico de S.A.M en Abril de 1994
Antonia García Fernández