UN DESEO DE CORAZÓN (12-2007)

En un pueblecito de la sierra andaluza vivía Candela, una niña de 9 años. Vivía con sus padres en una casita rural rodeada de árboles y mucha vegetación.

Las noches eran especialmente tranquilas, sin ruidos y sin apenas luz, tan sólo se veían las luces de las casas vecinas, en las que vivían algunas de sus amigas.

La Navidad estaba muy cerca y Candela y sus amigos disfrutaban de los alrededores de sus casas para jugar al aire libre, corrían y saltaban, sus risas se oían desde lejos. Empezó a caer la tarde y pararon para merendar, se sentaron en unas grandes rocas cerca de un rosal extraño.

Candela se dio cuenta que nunca había visto un rosal por allí, y menos tan singular. Los pétalos de las rosas parecían estar forradas de lentejuelas trasparentes que parecían cristales y desprendían muchos colores. Candela llamó la atención de todas sus amigas y sin darse cuenta rodearon el rosal en silencio como si algo mágico las envolviese.

Las manos de las niñas se acercaron lentamente al rosal y empezaron a oír unas suaves melodías e unos instantes se formo un delicado rostro en la rosa mayor que le hablo con voz triste:

- Hola niñas. He estado mirando como os divertíais, os veo tan felices que no he podido resistirme hacerme visible para vosotras. Se acerca la Navidad y este año veo muy difícil cumplir mi misión en la tierra.

- ¿Que misión? Preguntaron todas las niñas.

- Debo encontrar una reunión de niños que cuando yo les pida un deseo para esta Navidad piensen en algo para los demás, pero tienen que ser sinceros y que ese deseo les salga del corazón.

- ¿Por qué no lo intentas con nosotras? Dijo Candela.

- ¿De verdad? Contestó la rosa. ¡Estoy tan desilusionada con los fracasos que he tenido este año!

- ¡Vamos a intentarlo! Dijeron todas.

- ¿Quien quiere ser la primera que me susurre el deseo al oído? Dijo la flor.

- Yo seré la primera, dijo Candela acercándose al rosal. Me gustaría que nadie pasase hambre. Y se aparto.

¡ Marta! Te toca, dijo Candela.

Marta que era muy vergonzosa se acerco y le dijo. Que todos los niños puedan ir al colegio. El cielo se ilumino formando un gran Arco Iris. El rosal creció hasta unirse con él. Desde el cielo les habló la rosa.

- Habéis demostrado tener gran corazón ya que todos vuestros deseos son sincero y habéis hecho que estas Navidades sean las más felices del mundo.

Y el Arco Iris y la rosa desaparecieron. Las niñas no podían creer lo que les había pasado. Se dieron cuenta que se había hecho de noche y corrieron hacia sus casas. A la mañana siguiente cuando Candela se despertó y vió a toda su familia muy contenta. Su madre dijo:

- ¡Candela, se ha acabado el hambre en el mundo, tienen donde vivir y todos los niños podrán ir al cole!

Candela se sintió muy orgullosa y le contesto a su madre. Si todos tenemos bondad en el corazón, todo irá, muy bien.

1er Premio. Rosa María de Lara Gómez (4º E.P.)

Premiado en el V Concurso Literario de Cuentos de Navidad "Alfredo Romero Verdugo" Ayto. de Sevilla