Ciudades slow: viajes tranquilos

Veraneo en calma

Cascos antiguos cerrados al tráfico, ciudades que se niegan a urbanizar sus alrededores.No se han vuelto locos. Son las Cittaslow, urbes alrededor de todo el mundo que han decidido apostar por un ritmo de vida pausado.

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El concepto de Cittaslow (‘ciudades lentas’) es una consecuenia del movimiento Slow food. Nació en Italiaen 1999, cuando un grupo de localidades decidieron crear una asociación para mejorar la calidad de vida de su territorio. Se pusieron manos a la obra planteando una serie de principios a seguir: apostar por las energías renovables, mantener las tradiciones que las identificaban o apoyar el desarrollo de una agricultura respetuosa con el medioambiente. Defienden un ritmo de vida más sostenible y humanizado frente al estrés de la sociedad actual. Una vuelta a las raíces en un mundo cada vez más globalizado.
“Queremos ciudades donde los hombres aún tengan curiosidad por los tiempos pasados, ricas en teatros, plazas, cafés, artesanos, con paisajes vírgenes, donde se reconozca la importancia de la lenta sucesión de las estaciones...”, dice su manifiesto. ¿Una utopía? No lo parece. Hoy hay más de cien ‘ciudades lentas’ repartidas por el mundo y numerosas peticiones de ingreso.

Sokndal, en Noruega

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Marcado por la geografía, el pequeño pueblo de Sokndal está ubicado en la costa suroeste de Noruega, a merced del mar del Norte, con siete fiordos que penetran en la tierra formando puertos naturales. Gran parte de su interés reside en descubrir las posibilidades de este enclave de la provincia de Rogaland. Rutas de senderismo y escalada, paisajes que dejan sin aliento o infinitas opciones de pesca (el río Sokno es famoso por sus salmones) son sólo un ejemplo.
Esta localidad preciosa y apacible de poco más de 3.000 habitantes tenía la batalla ganada de antemano, pero además ha puesto muchísimo de su parte. En Sokndal se esfuerzan en comunicar qué es el concepto slow y en que llegue a todas partes. Además, lo aplican con divertidas iniciativas. Una de ellas es la llamada ‘semana del amor’, a finales de septiembre, en la que los niños preparan pasteles en forma de corazón, escriben poemas a sus padres y dibujan corazones que cuelgan de los árboles.
Más información en: www.sokndal.kommune.no

Begur, en España

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Es una de las ciudades más bonitas de la Costa Brava. Playas cristalinas, buena gastronomía y un centro con encanto constituyen su tridente triunfal. Como siempre, detrás de esto hay trabajo. Por ejemplo, el centro histórico ha ganado mucho gracias a estar cerrado al tráfico. Ha habido, además, un gran cuidado con el impacto visual de los edificios: se ha establecido una prohibición de altura (máximo dos pisos) y la obligatoriedad de respetar una gama cromática (colores tierra). Si te acercas al castillo del siglo XI, ahora en ruinas, podrás apreciarlo desde un excelente mirador. Begur tiene otro punto a su favor y es que ha sabido preservar cierto sabor de antaño. Incidir en esa autenticidad apoyando lo local es su objetivo prioritario. Dos acciones muy claras al respecto: la Feria de indianos (5 y 6 de septiembre), que recuerda sus lazos con Cuba, y las Jornadas del pez de roca (a finales de abril), en las que los restaurantes ofrecen menús gastronómicos basados en este pescado típico de la zona.
Más información: www.begur.org

Orvieto, en Italia

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En esta región de Umbria, situada en el centro de Italia, a poco más de 100 km de Roma, nació la iniciativa de las ciudades slow. Orvieto es una de las ciudades fundadoras de la asociación. Y se nota. Para empezar, la entrada al centro histórico está vetada a los coches. Una vez dentro, seguirás descubriendo pequeños detalles de lo que es la filosofía slow. ¿Te cuesta encontrar algún establecimiento de fast food? Seguramente es debido a que por ley se ha prohibido su apertura en el casco antiguo. ¿Te invade una extraña sensación de paz? Quizá estés en alguna de las calles comprendidas dentro de la llamada ‘zona silenciosa’ en la que se prohíben gritos y alborotos. Así que aprovecha para recorrer el centro sin agobios. El corazón de la ciudad es la Plaza de la Catedral, donde se erige el precioso templo gótico, el edificio más emblemático de Orvieto. Otra visita obligada son las murallas medievales, perfectamente conservadas, las galerías de origen etrusco o la Torre del Moro. También el Palacio del Gusto, sede central del movimiento. Entre el 26 de septiembre y 5 de octubre alberga ‘Orvieto con gusto’, la fiesta más importante del slow food.
Más información en www.comune.orvieto.tr.it

Ludlow, en Inglaterra

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Cerca de la frontera con Gales, al oeste de Gran Bretaña, Ludlow tiene dos cosas que la sitúan de lleno como firme candidata a ‘ciudad lenta’. La primera, una larga tradición de artesanos que no ha hecho más que crecer en los últimos años. La segunda, su amor por la cocina, que la llevó hace tiempo a ser considerada capital gastronómica de la región y que ha culminado con el Ludlow Food Festival, un encuentro gastronómico calificado como el mejor de Inglaterra que se celebra del 11 al 13 de septiembre.
Fue la primera ciudad inglesa en sumarse a la idea slow. En sus alrededores se ha construido un parque de negocios ecológico, se organizan visitas a granjas locales y se promocionan los Bed & Breakfast, un alojamiento familiar con desayuno incluido. Muchos comerciantes de la ciudad pertenecen a la misma familia desde hace generaciones y existe una guía de tiendas que venden productos regionales.
Más información: www.visitbritain.es y www.ludlow.org.uk

Überlingen, en Alemania

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Se encuentra al sur del lago Constanza, una zona vacacional famosa próxima a la frontera con Suiza. Sin embargo, ha apostado por la tranquilidad y se define como una ciudad “comprometida con un desarrollo sostenible y entrañable”. ¿Te suena? Hay muchas iniciativas encaminadas a conseguirlo. Empezando porque alberga el famoso balneario medicinal Kneipp y siguiendo con la construcción de un paseo de 4 kilómetros que rodea el lago para, en palabras del alcalde, “contribuir a la relajación, salud y calidad de vida”. Te damos dos ideas: ver atardecer en el lago y disfrutar luego de una cena a base de pescado y vino blanco de la región. Después, dirigirse a alguna de las tres playas de la ciudad o a sus baños termales. Cuentan con espacios pensados para los más pequeños.
Más información: www.ueberlingen.de

Requisitos para ser "ciudad lenta"

- Lo primero, tener menos de 50.000 habitantes y no ser capital. Después hay que impulsar iniciativas como la utilización de medios de transporte alternativos al privado, potenciar los productos alimentarios autóctonos y artesanales propios o los procedentes de una agricultura sostenible con el medioambiente, reducir la contaminación acústica y luminosa o implantar zonas verdes.
- Por supuesto, no hay que cumplir todos y cada uno de ellos a rajatabla, porque tal y como explica Joan Català, presidente de la red española de ciudades lentas, estos requisitos son “un punto de salida y un compromiso a seguir en una línea de calidad de vida”.
- La red española se presentó oficialmente en abril. Sus objetivos son incorporar más ciudades a su filosofía y ayudarlas a que de-sarrollen sus propósitos.
- Las ciudades lentas españolas son:?Begur, Bigastro, Lekeito, Mungia, Pals y Rubielos de Mora. Además, hay siete solicitudes de entrada. La idea es evaluar un máximo de diez municipios por año y, para garantizar la distribución territorial homogénea, un máximo del 2% de municipios por provincia.