Tras los pasos de María Antonieta

Puro lujo.

Nos hemos colado en Le Petit Trianon, un palacete cercano al palacio de Versalles, que fue el refugio privado de la excéntrica reina francesa... y lo hemos encontrado tal y como lo dejó el 5 de octubre de 1789, en plena Revolución Francesa. Recorre con nosotras este viaje al pasado.

Vista del Petit Trianon desde el Jardín Francés.

maria antonieta

Seguro que más de una vez has sentido curiosidad por saber cómo vivía esta glamurosa reina. Para satisfacerla, tienes que viajar a París (Francia)?y luego ir en tren a Versalles, donde se encuentra Le Petit Trianon. Este palacete fue construido bajo el reinado de Luis XV, pero fue Luis XVI quien se lo dio a su esposa María Antonieta como regalo de bodas. En 1774 se traslada allí y a partir de entonces lo va a transformar en su refugio. Ahora, gracias a una profunda restauración, puede visitarse tal y como ella lo dejó. Pero antes de adentrarnos en el universo de la reina, debemos ponernos en situación.
María Antonieta nació el 2 de noviembre de 1755 en el Palacio Imperial de Viena. Hija del emperador de Austria, Francisco I, y de María Teresa, era la menor de 16 hermanos, una archiduquesa más; por eso fue apadrinada por sus hermanos José y Mariana. Debido a la tensa situación política de la Europa de entonces, Francia y Austria concretaron una alianza en la que dos miembros de sus casas reales deberían casarse. María Antonieta tenía catorce años cuando el rey de Francia pidió oficialmente su mano para su nieto, el futuro Luis XVI. Fue así como una niña austríaca rubia y presumida llegaba a la corte francesa, en una sociedad llena de etiquetas, que ella no comprendía. Su mundo eran los trajes, los zapatos, los peinados, los bailes, los pasteles y los juegos.
Cuando en 1774 Luis XVI subió al trono, le regaló un pequeño palacete, llamado Le Trianon. Un lugar situado cerca de Versalles, que la reina aprovecha para darle su toque particular. Allí se sentía liberada de las obligaciones de la corte y de la etiqueta y recuperó una vida más parecida a la que llevó en su infancia en Viena. Y empezó construyendo un parque estilo anglochinesco (muy de moda entonces), una aldea con cinco casa rurales –el Hameau–y un lago, hasta lograr un lugar que convirtió en su pequeño reino donde satisfacer sus caprichos y sus más caros deseos.

Mujer de mala fama

La habitaciónde María Antonieta.

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Todo lo que transformó María Antonieta es de un gusto exquisito, refinado, femenino y mágico. En 1776 hizo del pequeño comedor una sala de billar y, como no le gustaban las representaciones de desnudos, convirtió el saloncito contiguo a su habitación en un gabinete de ‘espejos móviles’, que daban más intimidad a la habitación. Poco a poco, redecoró toda la mansión de la mano de los mejores maestros artesanos de París: carpinterías, artesonados, muebles de caoba con piedras preciosas, lámparas de cristal de Venecia, jarrones de Sevres, esculturas de mármol... El pequeño Trianon fue cambiando según los deseos de la reina, incluso mandó construir su propio teatro, en el que a veces actuaba ella, en presencia del rey y varios nobles de la corte. Los juegos tuvieron un papel importante en este palacete: el de los anillos, el billar, las cartas... a María Antonieta le gustaba que los que la visitaban se divirtieran. Su marido, Luis XVI, iba a menudo a disfrutar del bucólico ambiente creado en plena naturaleza. La reina ofrecía fiestas en su honor.
La corte, excluida del Trianon, envidiaba su círculo privado y, poco a poco, las críticas se acumularon en torno a la joven reina: los reyes no dormían juntos; María Antonieta recibía a sus invitados en ropa ligera de muselina, a la inglesa, según la moda de la época; el gabinete de ‘los espejos móviles’ se convirtió en un lugar que dio pie a todo tipo de fantasías, puesto que allí se aislaba con sus amigas a salvo de todas las miradas... y se le empezaron a reprochar todos los gastos de sus fiestas y obras. El palacete tuvo un coste de unos dos millones de libras esterlinas.

Su mundo perfecto

Los jardines de Versalles al atardecer.

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Entonces el refugio de María Antonieta se convirtió en el principal argumento de sus detractores. Pero ella siguió en su mundo, disfrutando de la naturaleza, paseando por sus jardines y de este modo, precisamente, la sorprendió un emisario real, el 5 de octubre de 1789, cuando le comunicó que los insurgentes llegaban hasta las rejas de Versalles. María Antonieta entonces se traslada a allí. El día 6, la familia real partió hacia París y no volvió más. Atrás dejó una influencia que marcó la Francia del siglo XVIII y que se plasmó en otros lugares de visita recomendada, como el castillo de Chantilly. Construido sobre un peñón rodeado de agua, fue edificado hacia 1560. Esta fortaleza, que cuenta con una pequeña aldea medieval, sirvió de inspiración para el arquitecto que construyó el Hameau del Trianon. En Chantilly todavía se elabora la famosa crema pastelera que tanto le gustaba a la reina.
Además, este castillo cuenta con una gran colección de pintura (en la que podemos admirar un retrato de la reina austríaca) que, junto al museo del Louvre, fue una de los primeras pinacotecas de pintura antigua de Francia (anterior a 1850). También puedes viajar al norte, tras los rumores que cuentan que, cuando la familia real salió de Versalles, se refugió en la Abadía de Royaumont gracias a la amistad que María Antonieta tenía con la marquesa de Travanet, cuyo marido la había comprado en 1791, en plena revolución. Situada al norte de París, este antiguo monasterio, que fue fundado en 1228, se ha convertido en un centro de arte contemporáneo y escenario de conciertos, cursillos y exposiciones. Y es aquí, en este escenario de paz, donde terminamos nuestro viaje al pasado.

El teatro que María Antonieta mandó construir en el Petit Trianon y donde ella actuaba

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Vista del castillo de Chantilly, ubicado en la localidad francesa con el mismo nombre.

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Interior de la fortaleza, con habitaciones decoradas al estilo versallesco, que ahora se han convertido en museo y se pueden visitar.

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El castillo Condé-en Brie, ideal para visitar y disfrutar de sus terrazas.

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El castillo de Chantilly y un espectáculo pirotécnico que se celebra en junio.

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Interior de la fortaleza, con habitaciones decoradas al estilo versallesco, que ahora se han convertido en museo y se pueden visitar.

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CÓMO LLEGAR
En vuelo directo Con la compañía aérea Air France, podrás viajar directamente a París. www.airfrance.es

DÓNDE COMER
Castillo de Chantilly En su interior dispones de un restaurante medieval de cocina francesa y, de postre, la tradicional crema pastelera que lleva el mismo nombre. www.chateaudechantilly.com
Condé-en Brie
Disfruta de las bellas vistas del castillo y come en cualquiera de sus terrazas. www.chateaudeconde.com

QUÉ VISITAR
Versalles
Organiza tu visita al majestuoso palacio, recorre sus jardines, sus grandes salas... En esta página web puedes resolver todas tus dudas sobre cómo llegar, qué ver...www.palacioversalles.com
Petit Trianon
Ubicado en el recinto de Versalles. Para llegar puedes coger un trenecito en el parterre sur del palacio. El ‘dominio de María Antonieta’ está abierto todos los días. Tel.: +330 130 837 800.

DÓNDE DORMIR
Hotel Etangs de Corot
Este cuatro estrellas está ubicado entre París y Versalles, y es muy tranquilo y acogedor. www.etangsdecorot.com

MÁS INFORMACIÓN
www.franceguide.com