“Las mil y una noches” LA PRINCESA NURUNIR (4) última parte

“Las mil y una noches” LA PRINCESA NURUNIR (4) última parte

………….

Y les dijo:

– Solo encuentro una forma de deshacer este aprieto. Cogeréis cada cual un arco y una sola flecha, y me seguiréis a donde yo os diga. Aquel que lance la flecha más lejos, será el que despose a la princesa.

Llegados al punto, los tres hermanos se dispusieron a lanzar la flecha conforme el azar dispuso para su turno.

Los oficiales de palacio, que estaban apostados a lo largo del trayecto para verificar el tiro, fueron a comunicar al rey el resultado de la disputa. Y este fue que Hasán, el segundo de los tres, había llegado más lejos que Alí, el mayor, pero más cerca que Husein, el menor; sin embargo, la flecha de este no aparecía. Buscaron y buscaron sin éxito, hasta que llegó la noche y volvieron a palacio.

Después de varios días de rastrear todos los lugares posibles sin encontrarla, el rey dijo a sus tres hijos reunidos: 

– Aunque tú, Huseín, eres el que más lejos has lanzado la flecha, no puedo declararte el ganador pues no ha aparecido la misma, por tanto, declaro ante todos, que eres tú, Hasán, el que desposará a Nurunir.

Alí, declarado perdedor, no pudo avenirse a seguir viviendo donde su prima, y marchó para dedicarse a la vida espiritual, pero Husein, no conforme con la decisión de su padre, se ocupó en buscar la flecha, con el fin de reclamarle el derecho que le correspondía .

Y hete aquí que, cuando ya la daba por perdida, fuera de la distancia que cualquier experto pudiera tener capacidad de llegar, la encontró clavada en una roca. Y…

… Atiende monarca, el aventurado, lo que te voy a contar…

… Sin querer tocarla, asombrado por la lejanía y potencia con la que se había incrustado, se iba a volver para avisar a los oficiales de su padre que vinieran a ver lo ocurrido, cuando la montaña que tenía delante se abrió, dando paso a una puerta enorme que cedió al poner su mano en ella.

– Selam, príncipe Huseín -dijo una dulce voz femenina en la oscuridad, a la vez que la puerta se cerraba y la luz se filtraba por entre las mil hendiduras con vistas al cielo.

– ¿Quién eres tú? -contestó él

– Soy la princesa de los genios, Parinú, y has de saber, que mi amor por ti es muy anterior a tu partida por esas lejanas tierras, que te he seguido por todos los rincones donde has estado. Y que me entristeció mucho cuando encontraste lo que tu padre te encargó junto a tus hermanos. Tanto, que me he visto obligada a atraerte hacia mí de esta forma.

Y diciendo esto, se dejó ver, pudiendo contemplar el príncipe que su belleza era muy superior a la de Nurunir, así como su ingenio y sus riquezas. Y no solo eso, pues su sabiduría y conocimiento no tenían par con ninguna de las personas que había conocido, como pudo comprobar con el paso de los días.

Tan prendado quedó de ella, que se olvidó pronto de su prima y de que su padre estaría preocupado al no tener noticias suyas en tanto tiempo.

Por su lado el sultán, que no había dejado de buscarlo desde que desapareció, estaba siendo instigado por sus visires de que Huseín 

estaba preparando un levantamiento contra su reino pues, según ellos, ese era el motivo por el que había desaparecido sin decir nada.

El príncipe, que empezaba a echar de menos a su padre, quiso visitarlo, y así se lo comunicó a Parinú. Ella, que era un genio entre los genios, sabía que no le esperaba nada bueno si lo hacía, pero no podía negarle tal deseo, y le dijo:

– Mi amado príncipe, tiempo ha que te ausentas del palacio de tu padre, y no sabes cual es la situación del camino para ir solo, deja pues que te acompañe una escolta de mi guardia personal y le llevas estos regalos.

A Huseín le pareció acertada tal petición, y accedió.

Cuando el rey fue avisado de la llegada de su hijo, ordenó que lo condujeran a su presencia junto con su pequeño séquito, pero al mismo tiempo avisó a sus visires para que los soldados los apresaran cuando estuvieran junto a él.

Los acompañantes del príncipe, que sabían lo que iba a ocurrir, pues eran genios, y ante la sorpresa de este, arremetieron contra todos los armados del sultán, no dejando a ninguno con vida. Y al rey le dijo el jefe de ellos:

–  Si a ti te dejo con vida es en atención a tu hijo, mas por ser flojo de voluntad, cediendo a las instigaciones de quienes te aconsejaron mal, abandonarás tu reino de manera inmediata, no sin antes reconocer a tu hijo Huseín como sultán absoluto.

Y fuese a vivir el antiguo sultán, en soledad, con su hijo Alí.

Luego que el nuevo rey tomó posesión del trono, como su hermano Hasán y Nurunir no habían tenido parte en la conspiración de su padre, les asignó un gran feudo, manteniendo con ellos una relación muy cordial.

Y él, casó con la princesa Parinú, reinando sabiamente, en medio de la vida más feliz que se pudiera imaginar.

                       …. Y llegó el final …

Resumen y traducción de FGV

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